Pagaruyung, minangkabua, sumatra, matriarcal, indonesia

Dice la leyenda, que hace muchos años los javaneses y los Minangkabau entablaron una disputa territorial que solventaron con una pelea de búfalos. Mientras que los primeros presentaron un búfalo portentoso y agresivo, los últimos trajeron uno pequeño y desgarbado al que habían dejado sin comer varios días, con los cuernos afilados o con cuchillas según sea el relator.

Frente a lo inofensivo del animal, las risas de los javaneses no pararon hasta observar como su búfalo era vencido por las cornadas que recibía del pequeño, que se afanaba en amamantarse de este y apaciguar el hambre que tenía. La victoria en esta pelea les dio el nombre de Minangkabau o “búfalo ganador”.

De ahí también nace el origen de sus característicos tejados, en forma de cuernos con las puntas afiladas hacia el cielo, que deslumbran a los visitantes nada más llegar a Bukittinggi.

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Esta pequeña ciudad montañosa dominada por un exuberante mercado, mantiene la magia de los lugares que todavía no han sido masificados por el turismo, donde tu curiosidad no será nada en comparación con la que los autóctonos muestran con cada uno de los viajeros que se encuentran, quienes serán preguntados y fotografiados a cada paso que den.

Llegamos a esta ciudad de West Sumatra con la intención de conocer un poco más sobre la cultura matriarcal Minangkabau, donde las mujeres son las únicas herederas de la tierra y la casa. Teniendo la fortuna de encontrarnos con una de las personas más interesantes en nuestro viaje por el sudeste asiático, una espectacular fotógrafa que nos introdujo en su mundo.

Con ella descubrimos la importancia del Bundo Kanduang, una mujer adulta y sabia, presente en todas las comunidades, que se encarga de mediar en los conflictos familiares y vecinales buscando el bienestar social. Es tan fuerte su poder, que en ocasiones el gobierno tiene que pedir su autorización antes de emprender ciertos proyectos.

También aprendimos que la distribución de sus hogares era bien distinta a la nuestra, ya que solo las mujeres tienen derecho a una habitación, mientras que los hijos compartirán el salón hasta el día de su boda, día en el que dejarán la casa familiar para instalarse en la de su mujer.

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A diferencia de otras culturas, es el hombre quien abandona la casa tras contraer matrimonio. La unión se celebrará en el hogar de la mujer, con una ceremonia donde la familia del novio tendrá un papel secundario, siendo solo unos fugaces invitados que no se quedarán a la totalidad del festejo.

En esta nueva familia será la mujer quién maneje la economía, se encargue de la educación e inculque la tradición a los hijos, incluso estos tomarán su primer apellido. No dejaba de extrañarnos como conviven estas tradiciones con la religión islámica, pero rápidamente nuestra amiga nos señaló la importancia del consenso en el núcleo familiar y como según en qué casos, prevalece más la tradición o la religión.

Mientras descubríamos las notables diferencias de su cultura con la nuestra, llegamos a un punto en común que parece que se repite por todo el mundo. A pesar del papel predominante de la mujer en esta sociedad, no es raro encontrarse con el caso de que la mujer deje su trabajo para ocuparse de la familia, que sean ellos los que reciban estudios superiores o que las tareas del hogar sean vistas como tareas puramente femeninas.

Para seguir conociendo un poco más la realidad de esta sociedad nos trasladamos a Batusangkar, la llamada “ciudad de la cultura”, donde se encuentra el Palacio Pagaruyung, dos veces destruido por el fuego y reconstruido con su majestuoso tejado al estilo arquitectónico Minangkabau.

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Si en Bukittinggi nos paraban para sacarnos fotos, en Batusangkar éramos la sensación del lugar, deteniéndonos a cada paso para fotografiarnos con todos los miembros de la familia, bebé incluido. Pero lo mejor estaba por llegar.

En un puesto callejero del mercado nocturno, donde varias familias comían alrededor nuestro, fuimos abordados por un simpático comensal que entre risas nos indicaba que estábamos siendo invitados por una de las mujeres que le acompañaban.

Sin entender mucho por qué, entablamos conversación con ella sorprendiéndonos que hubiese viajado por España, pero una vez que tiramos del hilo, y con una cierta timidez, nos confesó que era la diputada de la región en el parlamento de Yakarta.

Ante nuestro asombro, nos expuso algunas de las dificultades con las que se encontraba en su trabajo siendo la única representante de su región y en que las mujeres representan un escaso 20% de la cámara, terminando la conversación con una alegre sonrisa acompañada de la frase demoledora “no pienso volver a presentarme”.

No sin cierta tristeza dejamos atrás West Sumatra para dirigirnos hacia el Lago Toba y Berastagui, tras volver a degustar un exquisito randang preparado por la madre de nuestra amiga fotógrafa. Sin duda dejamos el lugar con un buen puñado de buenos recuerdos y con ganas de volver.

Escrito por C. Benítez

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Si quieres conocer un poco más sobre los Minangkabau también te pueden interesar los siguientes artículos:

http://matriarcados.com/los-minangkabau-de-sumatra/

http://www.newworldencyclopedia.org/entry/Minangkabau

http://www.bbc.com/travel/story/20160916-worlds-largest-matrilineal-society



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4 comentarios

  1. Buenísmo, yo también anduve por allí pero no tuve la suerte de conocer a ninguna diputada.
    Me gustan tus artículos de Indonesia.

    1. Muchas gracias Leo.
      Fue una suerte encontrarnos con la diputada.
      Espero que nos sigas leyendo, un abrazo.

  2. ANte todo muchas gracias por el blog y toda la información que das.
    Me ha encantado este artículo y descubrir esta cultura interesantísima, te seguiré de cerca.
    Saludos.

    1. Muchas gracias Andrea, me alegra que te guste el blog.
      Un saludo.

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